miércoles, 8 de enero de 2014

EL TIEMPO ES EL RELOJ DE LA VIDA


Algo más de 10.000 horas, de 400 días, de 14 meses; algo más de un año.
Cada momento que pasa añade algo más a nuestra vida. Alguna experiencia más, tiempo pasado. Algún sueño, proyecto de futuro. Mientras, el tiempo nos acompaña querámoslo o no.
El 30 de octubre de 2012 publiqué mi anterior entrada en este blog que hoy recobra vida. No es que el tiempo lo dejara en el olvido, en cuyo caso yo hubiera sido ese tiempo. A veces es necesario cubrir otros campos, y en otros medios, para acabar centrándose en lo que primero fue una ilusión y ahora es realidad. Y a eso he estado este tiempo.
He estado buscando la tierra adecuada donde sembrar las semillas que he ido seleccionando para obtener los mejores frutos. Ahora soy consciente de que la luz necesaria es parte de la suerte que favorece el desarrollo de todo sueño. Y me he dado cuenta de que la luz siempre está conmigo. Es como el tiempo. Sólo es cuestión de abrir los ojos de la mente y los oídos del corazón para pasar a la acción.
Reemprendo la acción sin descuido, en alerta tranquila, tan pleno de energía como de emoción. Dispuesto a compartir los relojes de mi tiempo, según la deuda que contraje en aquella última entrada que pasa ahora a ser la primera. Así que a lo dicho.

Seis son los relojes del tiempo. Seis que simbolizan la plenitud de nuestros actos conscientes que tienen su historia y que pronto verán la luz en forma de cuento. Y os cuento:

  1. El reloj biológico representa todo aquello de lo que somos capaces a nivel de creencia personal, de confianza en nosotros mismos, es el reloj del autoconocimiento y del autoconvencimiento. También de la consciencia de nuestra formación y del aprendizaje perenne. 
  2. Canalizar ese potencial conforme a un proyecto personal, vital y profesional, mental y espiritual, es misión del reloj de arena. Cada grano es una de nuestras aportaciones, que inexorables componen una secuencia preferentemente diseñada en primera persona, rehuyendo de catálogos e intereses externos.
  3. Proyecto que hemos de respetar, que es como decir respetarnos a nosotros mismos. Eso encomienda el reloj de pulsera. Nos acompaña con la misión de hacernos, disciplinadamente, al pulso de nuestra vida. Cada hito del proyecto, cada piedra del camino, cada revés, son oportunidades para afianzarnos en nuestro ritmo.
  4. Un ritmo que no puede estar sujeto a traiciones ni venganzas, a distracciones ni improvisaciones. El reloj de péndulo, en lo alto y a la vista, nos recuerda con su constante cadencia, acústica y visual, que no hay momento para nada que no sea avanzar. Si paramos sea para reflexionar, si retrocedemos porque modifiquemos. Siempre ajenos a la rendición. Nunca rendirse, nunca; jamás.
  5. Jamás rendirse porque al final siempre hay una rendición pero de las buenas. Siempre hay un momento, tal vez un acto, en el que debemos rendir cuenta. Es el cronómetro el reloj del compromiso, del deber cumplido. Compromiso con nosotros mismo, con nuestro mejor yo.
  6. Y el mejor yo llega con el reloj de sol. Con él revisamos nuestra huella completa. Cada hito, cada evento ha quedado registrado como una sombra que, incesante, se mueve a medias entre la luz y la tierra. Y somos nosotros el gnomon, la referencia, que arroja esa sombra por medio de una luz que es el conjunto de nuestros propios actos. Revisamos lo hecho para mejorar-nos.

Mejorando siempre, que para eso aprendemos, sin obsesión ni ansiedad, con serenidad y permanencia, completamos el ciclo del tiempo: ganamos confianza, reforzamos nuestro reloj biológico; ganamos capacidad tras la experiencia y mejoramos el proyecto de nuestro reloj de arena; ganamos nuevas oportunidades que merecen el respeto que marca nuestro reloj de pulsera; ganamos constancia y la persistencia con nuestro reloj de péndulo; ganamos credibilidad para los futuros compromisos que registrará nuestro cronómetro; y ganamos habilidades identificando errores y reforzando aciertos con el uso de nuestro reloj de sol.
Como vemos, se trata de ganar, ganar, ganar... Siempre ganar, que eso es usar inteligentemente nuestro tiempo, cualidad del ser íntecro, de ser inteligente cronográfico.

Ya os he presentado mis relojes del tiempo, son los relojes de nuestro tiempo y son vuestros relojes. Son los relojes que miden lo que hacemos con y en nuestro tiempo.
Os invito a familiarizaros con ellos, a que os atreváis a diseñarlos, a revisarlos, limpiarlos... Os invito a que confiéis en vosotr@s mism@s, a que creéis vuestro propio proyecto, a que lo respetéis, a que nunca os rindáis nunca, a que cumpláis vuestro compromiso y a mejorar siempre, siempre.

Y en esta andadura que hoy retomamos juntos, nos ayudaremos mutuamente a mantenerlos en perfecto estado, en el que se merecen, en el que nos merecemos. Y recordad, el tiempo es el reloj de nuestra vida.

Mientras preparo la próxima entrada, en la que presentaré los iconos de los relojes del tiempo, me gustaría conocer tus estrategias, técnicas o cualquier cosa que hagas para medir el uso inteligente de tu tiempo. Anímate ;)


1 comentario:

  1. La respuesta es en la antigua China en los siglos I y II d. C. Más tarde llegó a Japón en el siglo VI. En ese entonces el origami era utilizado solamente por personas de alta posición ya que era un lujo.

    https://josecepedagarcia.com/2019/04/06/10-datos-curiosos-sobre-la-papiroflexia/

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